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Sierra de las Quijadas: Parque Cretácico Argentino

Majestuosas formaciones rocosas erosionadas por el paso del tiempo, tierra habitada por culturas originarias y yacimientos paleontológicos: un ilustrativo sitio para la práctica de senderismo y safaris fotográficos.


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Sus imponentes paisajes de muros estratificados en varios tonos de rojo son el marco adecuado para una experiencia sorprendente. Declarada Parque Nacional en 1991, para llegar allí hay que completar 120 kilómetros desde la capital de San Luis. A un costado de la ruta 147 que une dicha ciudad con San Juan, está la entrada a este prodigio natural: son seis kilómetros de tierra hasta el mirador natural Piedra de la Aguada que lo dejará boquiabierto. En la mitad del trayecto se encuentra el sitio arqueológico Hualtarán donde se conservan “hornillos” en los que nativos de la cultura huarpe elaboraban piezas de cerámica. Desde el mirador, se sugiere descender por la quebrada y adentrarse en el fabuloso cañón de lo que, alguna vez, fue un torrentoso río. Sus paredones de hasta 1200 metros de altura, permiten recorrer el pasado geológico de nuestra tierra y remontarse a 120 millones de años atrás.

Cuenta la leyenda que antiguamente este rincón de San Luis fue refugio de bandidos rurales que asaltaban las carretas que pasaban por allí. Tras sus correrías, estos cuatreros solían festejar comiendo la carne de los maxilares de los vacunos capturados. De ahí que recibieran el nombre de “los gauchos de las quijadas”. Hoy en cambio, en la Sierra de las Quijadas –retratada magistralmente en la película de Adolfo Aristarain: “Un lugar en el mundo”- reina la tranquilidad y es punto de partida para mágicas aventuras.

La región más antigua está bautizada como El Jume y sus arenas están petrificadas: antiguamente la zona fue hábitat natural de enormes dinosaurios, de los que aún quedan las huellas del paso de estos colosos por los mismos lugares que hoy recorren cientos de turistas extasiados. La excursión puede durar más de dos horas de recorrido a pie, siempre con la ayuda de un guía especializado, y en el camino es fácil toparse con guanacos, burros salvajes, liebres y águilas, entre otras especies. Los amantes del trekking encuentran su lugar de disfrute en los senderos autoguiados: Los Miradores y Flora Nativa. Como el sol calienta con fuerza en la zona, se recomienda el uso de gorro, lentes y protector solar, además de llevar un mínimo de dos litros de agua potable por persona.

¿Te animas a hacer de esta belleza natural tu lugar en el mundo?

Por Cynthia De Simone
Fotos: Paola Castillo de Begaà Travel

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